Equilibra, mejora la conciencia presente y también, rejuvenece. En concreto, la práctica de Bikram, cuyas posturas se realizan en una sala a 40 grados de temperatura tiene efectos directos sobre la dermis Jonathan Martín, director y profesor del centro Bikram Yoga Spain afirma: «En clase afinamos la piel, a nivel inconsciente, dejándola más luminosa y eliminando impurezas con la ayuda de nuestro sudor, tras calentar el cuerpo mediante las posturas y las condiciones especiales de la sala.

A través de la sudoración se activa la circulación en los capilares, por tanto, «se suaviza la piel y, lo más importante, promovemos la regeneración celular», indica Martín. En resumen: obtenemos una piel más luminosa, con menos impurezas y mayor elasticidad.

La práctica de esta modalidad de yoga mejora el aspecto de la piel a medio/corto plazo. La vuelve más luminosa y uniforme, con un efecto similar al de una exfoliación facial. Por otro lado, tanto los puntos negros como los problemas de acné, disminuyen debido a la eliminación de toxinas de forma natural a través del sudor y la oxigenación de la piel. «Una sesión de bikram es una especie de peeling capaz de mejorar las arrugas superficiales, con la ventaja de que se puede realizar en cualquier momento del año», añade Jonathan.

Una de las posturas más beneficiosas para el rejuvenecimiento facial es savasana o postura del cuerpo muerto. Con ella, se alcanza un estado de paz a través de la total relajación de la expresión del rostro. Los múscu-los faciales, que trabajan incluso en sueños profundos y que son clave en la aparición de arrugas, se relajan por completo durante esos instantes.

El profesor recomienda, además, complementar las clases con una buena dieta y la ingesta de abundante agua.

Imágenes: pexels.

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