Un signo inequívoco de que hemos entrado en otoño, además de la lluvia y la caída de las hojas de los árboles, es la pérdida masiva de cabello. Nadia Barrientos, directora del salón The Madroom, nos explica el por qué.

«Cuando llega el otoño el cabello cambia de fase. Pasa de la fase catágena a la telógena en un periodo muy corto. Igual que ocurre con las hojas de los árboles, de ahí que experimentemos una mayor caída, aunque este cabello se tiende a recuperar si tenemos un cuero cabelludo sano», declara Nadia.

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El estrés que provoca la vuelta a la rutina es otra de las causas que más influye en la caída capilar. Para evitarlo es fundamental que el folículo no se debilite, ya que un folículo débil impide que los nutrientes pasen al resto del cabello, provocando la irremediable caída. Perder unos 100 cabellos al día puede considerarse normal. Sin embargo, hay situaciones en que perdemos más de esta cantidad, en ese momento hablamos de pérdida anormal o alopecia.

Menopausia y embarazo
La mujer puede sufrir una mayor caída del cabello en la menopausia y en el embarazo a causa de los cambios hormonales. Las hormonas acortan el ciclo de vida del cabello atrofiando el folículo piloso, el lugar donde se ancla el pelo al cuero cabelludo, por lo que el cabello comienza a verse afectado con un nacimiento más fino y frágil que en el ciclo anterior.

A partir de los 50, es muy común experimentar una pérdida de densidad capilar notoria. Para evitarlo, lo más eficaz son los tratamientos como el minoxidil o el aminexil, que restauran el cabello aumentando la circulación de la sangre a los folículos pilosos. De esta forma, afirma Nadia Barrientos, se estimula el crecimiento del cabello: «Todo lo que sea vía oral es mucho más efectivo que por vía tópica, ya que se aporta desde el interior del organismo. Lo más recomendable es utilizar ambas vías. Hay tratamientos en peluquería que verdaderamente frenan la caída capilar como el aminexil e intialiste, ambos de Kérastase».

Imágenes: @kerastase_official.