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    Correr con frío

    21 febrero, 2018 Redacción

    Cuando el termómetro roza sus mínimos, el running puede convertirse en una actividad arriesgada. Las lesiones aumentan con las temperaturas adversas, así como los resfriados. Sin embargo, el invierno no es razón para dejar las zapatillas aparcadas, porque tenemos la guía básica para que la temperatura no sabotee tu práctica.

    Hidratación: Aunque la sensación de sed no sea tan grande como en verano, la hidratación es vital. El frío y viento pueden reducir la sensación de sed pero eel cuerpo tiene que estar hidratado en todo momento, por lo que es recomendable beber antes y después del ejercicio. Si la actividad es muy prolongada, también mientras se corre.

    Calentamiento: Cuanto más frío hace, mejor hay calentar el cuerpo. Teniendo en cuenta que la temperatura exterior es baja, convíene hacer estos ejercicios en el interior y luego salir fuera a correr.

    Equipamiento: Es necesario valorar la intensidad a la que se trabaja. Normalmente a intensidad más alta, menos capas de ropa. Camiseta técnica, una sudadera, chubasquero cortavientos suelen ser suficientes y, si las temperaturas son muy bajas, una chaqueta que nos proteja mejor del frío extremo. Para las piernas: mallas largas, de más o menos grosor dependiendo de la temperatura. Las zonas más sensibles del cuerpo son las manos, la cara y las orejas. Además, se desprende mucho calor por la cabeza, por lo que es esencial protegerla. Orejeras, guantes, gorro, braga polar son los esenciales.

    Respiración:
    Es recomendable inspirar por la nariz para calentar el aire lo máximo posible antes de que pase por la garganta y llegue a los bronquios y expulsar por la boca.

    Imágenes: Instagram.

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