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    Mujer, caída y estrés

    8 noviembre, 2017 Redacción

    El estrés afecta a hombres y mujeres de igual forma. No obstante, hay etapas en la vida de la mujer muy marcadas (embarazo, lactancia, menstruación, menopausia) que unidas a un período de estrés por otros factores (profesionales, familiares, etc.) puede desencadenar episodios de pérdida de cabello más pronunciados que en los varones.

    Los expertos médicos afirman que el estrés puede actuar como desencadenante a la pérdida de cabello. Al estudiar cómo afecta el trauma a nuestro organismo, se ha comprobado que “el estrés desencadena una cascada hormonal dentro de un proceso biológico global. En concreto, el aumento de la hormona ACTH que, acumulada en grandes cantidades, puede provocar un debilitamiento del folículo piloso”, manifiesta la Dra. García Matas, directora médico de Svenson. Por ello estar sometidos a elevados niveles tensionales puede hacer que la melena se vuelva más frágil, se rompa y hasta se caiga. De esta manera se confirma que la alopecia por estrés o, lo que es lo mismo, la alopecia nerviosa o emocional sea una realidad clínica.

    A lo largo de su vida un pelo puede experimentar 20 ciclos diferentes en el que nace y se cae. En situaciones de estrés muy pronunciadas se puede acelerar el ciclo de caída afectando hasta un 70% de la totalidad de los folículos del cuero cabelludo. Por ello “reconocer a tiempo una crisis de estrés o ansiedad puede librar al cabello de una situación traumática hoy, que se verá reflejado meses después.” manifiesta la Dra. García Matas.

    A los pocos meses, si el foco de ansiedad desaparece o no existe ninguna sintomatología severa, el cabello puede crecer de nuevo con normalidad, aunque a veces no con las mismas características que el pelo perdido, si el cabello ha sufrido algún “trauma”. Es conveniente acudir a un especialista en medicina capilar que estudie el crecimiento de este pelo nuevo y sus características.

    Svenson afirma que “en el caso de la alopecia emocional, la clave en primer lugar es tratar la causa nerviosa que la provoca, con terapias de relajación, ejercicios de respiración… Y, por supuesto, acudir a un experto médico en salud capilar para un análisis exhaustivo del cabello y cuero cabelludo para definir el problema a nivel capilar y revisar los hábitos diarios alimenticios del paciente».

    Imágenes: D.R.

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