Si las rojeces, deshidratación o la tirantez son comunes en tu cutis puede que tu piel sea reactiva, ya que sobre ellas inciden hasta un 40% más que en otros tipos.

Son pieles que se irritan con facilidad, le afectan demasiado los cambios ambientales y responde a cualquier agente externo. A menudo, también responden de manera exagerada a estímulos tolerados sin problema por otros tipos de pieles.

¿Cómo saber si mi piel es sensible o reactiva?
Puedes diferenciar una piel sensible o reactiva si presentas los siguientes síntomas: Rojeces, picor, tirantez, sensación de ardor o de quemazón.

El origen de las pieles sensibles puede estar determinado por causas vasculares, cuando las paredes de los capilares sanguíneos presentan una reactivada anormal, causas medioambientales, cuando los factores del tiempo y la climatización producen quemazón o sensación de picor, o por otras causas como el contacto con productos que alteren su estado normal o por un origen anatómico, es decir eczemas que proliferan la actividad reactiva de la piel.

¿Cómo se cuidan?
La limpieza en este tipo de pieles debe ser imprescindible. Procura lavar el rostro dos veces al día con productos que no contengan ningún tipo de alcohol.

Otro de los factores fundamentales para calmar un rostro reactivo es la exfoliación. Mínimo una vez por semana, debes hacerlo con mucho cuidado y con productos adaptados a este tipo de pieles. Evita aquellos que estén compuestos por ácidos frutales, retinol o sustancias agresivas para tu piel.

Por último, protege tu piel de los rayos UV. Tanto en verano como en invierno, los rayos del sol penetran nuestra atmósfera llegando hasta nosotros. La piel sensible tiende a dañarse y a enrojecerse con facilidad. Utiliza cremas con filtro solar durante todo el año que, además de proteger, hidraten tu piel.  BDR propone la Cápsula Calmante, Indicada para pieles alteradas, irritadas y propensas a reaccionar a agentes externos. Un tratamiento relajarte de 60 minutos que recuperará el estado natural del cutis con un cóctel de ingredientes activos que devuelven el equilibrio epidérmico.

Imágenes: D.R.