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    ¿Preparada para el sol?

    3 mayo, 2016 Redacción

    Se inaugura la temporada de terrazas, jornadas a pleno sol y deportes al aire libre. Los especialistas alertan de que una exposición al sol de forma continuada y sin una correcta protección puede degenerar en un fotoenvejecimiento . Hablamos con la Dra. Christina Schepers, jefe del departamento de dermatología de Clínica Planas, sobre cómo preparar la piel para una correcta exposición solar.

    1. Estimular la creación de colágeno y elastina
    Debemos preparar la dermis para una correcta exposición solar. Para ello, Clínica Planas recomienda un tratamiento de bioestimulación lumínica. La Dra. Schepers afirma que este tratamiento “bloquea, en parte, los efectos nocivos de los rayos ultravioleta que son los dañinos para la piel”. Mediante diodos emisores de luz visible de diferentes colores, la bioestimulación lumínica estimula las funciones energéticas de las células y ello produce un aumento en la creación de colágeno y elastina.

    Los resultados son un fortalecimiento de las defensas frente a la radiación UV y, tras 8 sesiones, la piel adquiere el equivalente a una protección solar de factor 15. No obstante, esto no quiere decir que no haya que protegerse con una crema de protección solar.

    2. Utilizar el factor de protección más adecuado
    Es fundamental proteger la piel de los rayos del sol con un factor de protección adecuado al tipo de piel y a las condiciones de exposición solar. En este sentido, existen unas pautas básicas. En primera instancia, aplicar el factor de protección media hora antes de la exposición solar y, en segundo lugar, repetir esta operación cada 2 ó 3 horas, así como al salir del agua.

    3. Exposición progresiva
    Una vez disponemos del factor de protección como aliado ineludible del verano, debemos ser conscientes de otra pauta que está relacionada con el tiempo de exposición solar. Es esencial tomar el sol de forma progresiva y no caer en la tentación de pasar largas horas bajo él en busca del bronceado. Así, las primeras sesiones deben ser de corta duración y, además, debemos evitar hacerlo en las horas centrales del día (de 11h a 17h), que es cuando la luz ultravioleta es más intensa.

    4. Calmar la piel tras la exposición solar
    La piel sufre mucho en verano. Entre algunas de las causas del deterioro del estado de la piel, se encuentran las altas temperaturas y la consiguiente pérdida de agua. Para compensar este efecto nocivo, es muy importante tras una exposición solar recurrir a un buen producto aftersun que cumpla las siguientes condiciones: calmante, suavizante, hidratante, antiinflamatorio y regenerador.

    5. Potenciar el consumo de alimentos beneficiosos para la salud de la piel
    La dieta influye en la piel a nivel celular así que, en verano, debemos tomar alimentos ricos en caroteno y verduras para paliar los efectos de la exposición solar. Algunos de los alimentos más recomendados son la zanahoria, el tomate, la sandía y el salmón salvaje. La zanahoria posee unos pigmentos llamados betacarotenos que, además de ayudar a conseguir un buen bronceado, protegen contra el envejecimiento prematuro de las células. El tomate contiene licopeno, que facilita la producción de colágeno y ayuda contra las líneas de expresión y las arrugas. En cuanto a la sandía, un 90% de su composición es agua, esencial para nuestra hidratación. El salmón salvaje es rico en omega-3, que es antiinflamatorio, y astaxantinas, que contienen antioxidantes que protejen de los radicales libres producidos por los rayos ultravioletas.
    En algunos casos puede estar indicada la prescripción de antioxidantes por vía oral antes de la época estival.

    Imágenes: @alessandraambrosio.

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