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    Verano en tu piel

    10 julio, 2017 Redacción

    Al tiempo que haces la purga invernal de prendas y complementos, recuerda que tu neceser también merece la oportunidad de dar un giro y ofrecer lo mejor de cara al calor. Porque el cambio en las temperaturas provoca nuevas necesidades en tu piel y despierta en tu espíritu unas ganas de color y frescura acordes con la estación más alegre.

    1. Aligera la crema hidratante
    Las glándulas sebáceas, en entornos con mucha humedad o altas temperaturas, están más activas. Además, con el calor se derrite la grasa superficial de la capa hidro-lipídica de la piel y de ahí que se desaten los brillos y los poros se aprecien más visibles. Por lo tanto, la hidratante diaria tendrá que ser de textura ligera y ponerla nada más –o sobre todo- donde la piel tira.

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    Dado que los poros están dilatados y que la grasa superficial permite que polvo y polución se queden pegados, procura limpiar bien tu rostro cada noche y exfoliar tu piel una vez a la semana. Todo con tal de no taponar los poros y empeorar el aspecto del temido acné estival. Por concretar: donde tenías esa crema gustosa de textura fundente que te protegía del frío y los envites del viento, pondrás un fluido hidratante de textura ligera, que no agobie y que aporte la hidratación justa con un punto de protección solar.

    2. Un maquillaje natural fresco y jugoso
    En cuanto al fond de teint que ocultaba tu mala cara y te permitía aguantar mil horas de calefacción en la oficina, déjalo descansar. Pon en su lugar una base de maquillaje en formato cushion, ligera y ultra-refrescante.
     
    3. Toques de color
    Sumado a este cambio en la piel, está el que experimenta tu espíritu en las estaciones calurosas. Más horas de luz, ganas de salir, ropa y accesorios de colores más vivos, días de sol, noches locas bajo la luna… ¡el mercurio ha disparado tu termómetro interno! Los labios, llenos de color, se pueden declinan en opciones más divertidas y, más que nunca, el maquillaje de verano se convierte en un juego. 

    4. Frescor en tu piel
    Sobre el perfume, ¿qué decir? Como toque final a un estilismo refrescante, una bruma de tu agua fresca favorita. Porque en verano hay que desalojar del neceser el perfume almizclado y empolvado al que huelen el abrigo y la bufanda. Adapta tu fragancia a este momento luminoso y date a aguas con notas cítricas, herbales y acuáticas. Piensa que la calidez del sol en la piel demanda aromas cálidos y energéticos, en una perfecta mezcla dulce y ácida. Este tipo de aguas frescas aportan vitalidad porque son muy refrescantes, efervescentes y chispeantes, transmiten sensación de limpieza y luminosidad. No descartes la bergamota, el limón, la pera, la manzana verde… Sus aromas evocan la brisa, una cascada, el rocío de la mañana… Puro verano embotellado.

    Imágenes: D.R.

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