Música, moda, cine y arte. Allen Jones es uno de los maestros que mejor ha plasmado el diálogo entre las manifestaciones culturales de la segunda mitad del siglo XX. Ahora la Royal Academy of Arts de Londres presenta una retrospectiva sobre el artista que junto a David Hockney y Patrick Caulfield sentaron las bases del pop art británico.

El erotismo, publicidad y la vida en la gran ciudad son las referencias constantes en su trabajo. Los sesenta fueron una prolífera década para el autor, que plasmó su visión creativa en pinturas hipersaturadas de alto contenido sexual y esculturas femeninas en fibra de vidrio. Estas últimas fueron vestidas por la misma firma que desarrolló los trajes de Fonda en Barbarella (1968). Bondage y dominación son constantes en sus maniquíes, lo que generó la repulsa de los movimientos feministas de la época.

Sin embargo, su trabajo inspiró a cineastas como Stanley Kubric, que en su filme La Naranja Mecánica incorpora figuras que recurren al estilo de su obra.

Sus icónicas piezas de mobiliario fetichista o «fornifilia» (muebles con figuras humanas) siguen causando controversia. Estos trabajos superan la barreras escultóricas transportando al que mira a una explícita realidad y todavía hoy siguen generando debate. Hace unos meses la socialicé rusa Dasha Zhukova aparecía sentada sobre un remake de la pieza Chair firmado por la creadora Bjarne Melgaard agitando la comunicación en las redes sociales.

Los stilettos han sido otras de sus grandes referencias en pinturas como First Step (1966).

Otro de sus grandes éxitos mediáticos fue una serie de obras basadas en Kate Moss. La colaboración se materializó en esculturas de la top y fotografías como Body Armour (2013) en la que aparece con una armadura de anatomía explícita en glitter.

Hasta el 25 de enero. Royal Academy of Arts (Londres).