Convertir lo esencial en excepcional. Con este leitmotiv se descubre Margot House, el último hotel boutique en llegar a Barcelona.

Frente a uno de los iconos modernistas de la ciudad, la fachada conocida como Poma de la Discòrdia aparece este establecimiento. Su decoración ensalza la sobriedad a partir de la madera de roble y el micro cemento.

Con nueve habitaciones declaran su firme intención de que te sientas como en casa. Bajo esta premisa trabajan como una familia, también con proveedores, pues el mobiliario y la ropa de cama se producen localmente.

La filosofía de la tierra se traslada también a su carta, que el chef Jaime Santianes prepara con ingredientes que provienen de la corta distancia.

Margot House propone llevar su concepto slow a la calle con un servicio de alquiler de bicicletas para recorrer la ciudad a pedales.

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