Moda y música de la mano. Una interconexión única que encumbra determinadas piezas de la mano de artistas potenciales.

Happy, de Pharrel.

Pharrel es, sin duda, sinónimo de éxito. El cantante arrasa tanto dentro como fuera de los escenarios. Si el pasado año popularizó (e hizo suyo) el sombrero de Vivienne Westwood, este 2014 ha protagonizado el último film de Chanel y firma colección junto a Adidas. Uniones que afianzan su omnipresencia dentro de la industria.

Anaconda, de Nicky Minaj.

Nicky Minaj y su pionera reivindicación del trasero. Los culos grandes se han convertido en la nueva moda en la industria del espectáculo. La trinitense reivindica con su último single una nueva tendencia que abanderan otras como Jennifer López, Iggy Azalea o Kim Kardashian. Polémicas aparte, no han faltado las parodias. Entre ellas, la que la presentadora Ellen Degeneres le dedicó a la cantante cuando esta asistió al programa.

Shake it Off, de Taylor Swift.

Ángel honorífico de Victoria’s Secret, embajadora de la ciudad de Nueva York e icono de estilo, son solo alguno de los títulos asociados a la cantante. Un fenómeno que arrasa (también) en número de ventas.

7/11, de Beyoncé.

Éxito a golpe de click. La cantante estadounidense logró en tan solo un día más de 4 millones de reproducciones de su último single. Una pieza de ‘producción propia’ en la que vemos a la cantante bailando dentro de un mismo escenario, un hotel en Beverly Hills.

Imágenes: D.R.