A sus recién estrenados cuarenta, Chloë Sevigny se mantiene como el icono indie por excelencia. Abanderada de un estilo ecléctico con aires vintage y referencias setenteras, la actriz afianza su estatus con el estreno de Bloodline, su último trabajo.

1995. Una jovencísima Chloë Sevigny debutaba en la industria del cine de la mano de Larry Clark en Kids. Ganadora de un Globo de Oro por su papel en Boys Don’t Cry (1999), su éxito estaba asegurado. Lars Von Trier (Dogville, 2003) o Woody Allen (Melinda y Melinda, 2004) han sido otros de los que han contado con Sevigny en sus producciones.

Diseñadora invitada de Opening Ceremony, protagonista de campañas como Miu Miu o Louis Vuitton y, más recientemente, portada del último número de la revista Net-à-porter, analizamos el particular estilo que la define.

Nicolas Ghesquière, director creativo de Vuitton -e íntimo amigo de la it girl-, firma el diseño que Sevigny lució en en la fiesta que organizó la firma en Nueva York. Un vestido calado y con sutiles transparencias en color blanco que completó con bolso multicolor y botas de piel azul, todo de la marca.

Abanderada de un estilo ecléctico, la intérprete se atreve con mezclas, a priori, imposibles. Cazadora de cuero, falda tableada y la versión mini del bolso Alma de Vuitton. Un gusto innato por la moda que encuentra el respaldo de la crítica.

Sevigny acudió al estreno de la nueva serie Bloodline -de la que formará parte- enfundada en un diseño de una de sus firmas fetiche, Louis Vuitton. Un vestido de la colección primavera-verano de la firma que afianza la fascinación de la actriz por la década de los setenta. Acompañó el look con unas botas altas de piel en color rojo.

Imágenes: Cordon Press.