Todos conocemos la teoría de cómo, en tiempos previos a una crisis económica o en plena recesión, las ventas de labiales rojos se multiplican. Lo decía Leonard Lauder, el presidente de Estée Lauder. Según este estudio, en épocas de crisis los consumidores compran artículos menos caros y los sustituyen por otros más sencillos y asequibles, pero de alta gama. En lugar de un bolso de Chanel, se compra un labial rojo de la firma parisina, por ejemplo.

También hay una teoría con respecto a los tacones. Según Elizabeth Semmelhack, autora de «Heights of Fashion: A History of the Elevated Shoe» en 2010. «La altura de los talones creció notablemente durante la Gran Depresión de los años 1930, durante la crisis petróleo de los 70 y cuando estalló la burbuja de las puntocom a principios de los 2000». Tras la crisis financiera de 2008, también hubo un resugir de los tacones muy altos; basta recordar los elevados tacones que Lady Gaga llevaba en el vídeo de «Bad Romance». Subirse a las alturas en tiempos inciertos es, desde luego, una forma de escapismo que ahora vuelve a tener sentido.

Pero durante los últimos 10 años, las triunfadoras han sido las zapatillas y los tacones más discretos. Hasta ahora, si hemos de hacer caso de lo que vimos hace un par de días en el desfile de alta costura de Valentino, y teniendo en cuenta que se avecina una crisis económica auspicidad por la pandemia, ¿volverán los vertiginosos tacones a nuestros armarios?

Imágenes: D.R.

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