Una vez más, los tonos azucarados aparecen como parte fundamental del armario de verano. Sin embargo, esta vez lo hacen fuera de su zona de confort. Lo hacen en piezas más desafiantes, que gustan de looks contemporáneos y con alguna pincelada de sarcasmo. Las claves de esta temporada son aplicarlas a piezas prestadas de la sastrería, la mezcla de varios pasteles en un mismo look y llevarlo a siluetas con espíritu infantil.

El minimalismo, esta temporada recurre a estos pantones para colorear una propuesta anclada en el armario masculino. La coordinación de varios tonos candy sobre piezas, tradicionalmente enfrentadas a estos colores genera una modernidad refrescada, lista para hacerse ver en la oficina.

El disco también se cubre de azúcar, suavizando su apariencia, pero ganando en espectacularidad. Camisas en las que el denim se cubre de cristales con un halo edulcorado y comparten protagonismo con flecos que se suman al estilo cromático.

Chándales, tutús y dibujos animados, todo con influencia 80s son recuperados por la pasarela para hacer un viaje en el tiempo. Eso sí, para equilibrar el exceso se incorporan accesorios punk, como no, también en rosa.

Imágenes: L’Estrop.