No son una novedad, Celine ya sorprendió en 2013 con sus quasi-Birkenstocks forradas de pelo de colores intensos. La reorganización de las fuentes de calor del zapato tradicional pilló a muchos con el paso cambiado y, como suele ocurrir cuando la moda deconstruye el mundo tal y como lo conocemos, la reacciones primero fueron de rechazo; después, de suave escepticismo; y, finalmente, de aceptación total.

Tanto es así que los zapatos peludos volvieron el año pasado de la mano de Gucci. Los loafers de la firma italiana se convirtieron en verdaderos totems; la primera tirada se agotó enseguida y la lista de espera para la segunda entrega era más bien propia de un restaurante de tres estrellas Michelin.

Pero la cuestión es: ¿trascenderán los zapatos peludos más allá de las pasarelas y de la fiebre por un objeto de deseo? Por lo pronto, Inditex ya se ha hecho eco de la tendencia y ha incorporado dos modelos en sus colecciones de Zara y de Uterqüe. Ahora viene lo más importante: probárselos y pensar en cuál es la temperatura idónea para llevarlos.

A Cara Delevingne la vimos recientemente llevarlos en un avión, pero pocas horas después, sin haberse cambiado de ropa, se puso unos zapatos de tacón de aguja. ¿Quiere esto decir que los zapatos peludos son primos hermanos sofisticados del calzado de estar por casa? Podría dar esa impresión. Sin embargo, estamos aún a la espera de ver más utilidad en esta nueva ocurrencia de la moda que, de momento, se nos escapa.

Ya veremos si trascienden el mundo del lujo, si vuelven en versiones diferentes la temporada que viene o si van a parar al limbo de las tendencias para volver en otra ocasión con energías renovadas. ¿Zapatos peludos sí o no?

Imágenes: D.R., @caradelevingne