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    Despedida por ir en plano

    17 mayo, 2016 Redacción

    El idilio entre mujeres y tacones de las últimas décadas es incuestionable. Pero aunque estos zapatos sean objeto de adoración y deseo, también lo son de tortura. Mantener los pies alzados durante toda una jornada laboral puede convertirse en un suplicio.

    Pues es justo lo que pensaba una empleada temporal que acudió a la oficina en bailarinas. Pero parece que a sus superiores no les convenció la etiqueta, pues la enviaron directamente a su casa.

    Al parecer, Nicola Thorp, la trabajadora en cuestión de 27 años, estaba faltando a las normas de etiqueta establecidas por sus jefes y esto produjo una máxima tan clara como rotunda: «Sin tacones, no hay dinero».

    En su primer día como recepcionista en una compañía de contabilidad decidió acudir con el citado calzado.

    «Cuando llegué, el supervisor me comentó que no podía usar bailarinas, a lo que contesté ‘¿Por qué no? Están bien. Son prácticas y planas’. Fue entonces cuando me dijo lo siguiente: ‘tenemos una estricta política en la que todas las recepcionistas tienen que llevar un tacón de cinco a diez centímetros. Debes salir y comprar un par, de lo contrario te envío a casa’. Me negué a ello, así que me echaron sin cobrar». Antes de abandonar su puesto, no perdió la oportunidad de señalar que su compañero (en masculino) llevaba una zapato plano, lo que resultaba discriminatorio. «El supervisor se rió de mí».

    Nicola es actriz, pero también trabajadora a tiempo parcial y ha puesto en marcha una petición ante el Parlamento Británico para evitar la imposición de tacones altos.

    Imágenes: @prettyballerinas.

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