En 2013, durante una sesión de fotos previa a un concierto de Taylor Swift en Denver, Colorado, el locutor David Mueller, director de un programa de música de la emisora KYGO-FM, agredió sexualmente a la cantante, manoseándola el trasero durante un rato.

Andrea, madre de la Taylor, y Frank Bell, uno de sus representantes, comunicaron la agresión a la emisora, de donde el locutor fue después despedido de un puesto que le reportaba 150,000 dólares al año.

En 2015, Mueller interpuso una demanda contra la cantante, su madre y su representante por los daños y prejuicios causados por la denuncia de una agresión que, según él, no sucedió en los términos que narró la cantante. En ella, le pedía tres millones de dólares a Swift por indemnización, ya que ex-locutor considera que se presionó para que fuera despedido de la emisora. El juez William Martinez, instructor del caso, desestimó la demanda, pero Swift le respondió con otra.

Durante el juicio que se celebró ayer, la cantante afirmó que «fue definitivamente un manoseo, un manoseo muy largo. Fue intencionado, se quedó agarrado a mi nalga. Noté como me agarraba la nalga por debajo de la falda».

Swift ganó el juicio. La cantante pidió al locutor y DJ una compensación de un dólar, ya que lo que quiere es que el juicio sirva «de ejemplo a otras mujeres que pueden resistirse a revivir públicamente actos igual de humillantes e indignantes».

Imágenes: Cordon Press

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